Wednesday, October 14, 2009

Tengo el mono



Erase una vez un mono llamado Amedio.

Vivía con el pequeño Marco a quien no dejaba ni a sol ni a sombra.

Juntos emprendieron una aventura, monito y niño pegados.

Han pasado los años. Y el condenado mono sigue en el hombro asentado. No es que no quiera bajarse, ni jugar con otros niños, ni colgar de un árbol.

Es que los otros niños no lo dejan.

Han puesto normas al juego y por votación inmisericorde han acordado que Marco no crezca nunca y por ende, también el mono ha sido castigado.

Todos ellos han decidido negarle ese derecho.

Todos ellos: los buenos, claro.